Una vez ingresada, empezó mi cuenta atrás.
El primer día de ingreso me hicieron análisis de sangre. Es normal que me hagan análisis de sangre, no? Pensé ingenua de mi. Una horita más tarde pasó el médico a verme, le pregunté que, qué pasaba con la radiografía del día anterior, que me dijeran algo, que no me habían comentado nada de lo que me estaba ocurriendo, contestó que primero necesitaba un TAC con contraste, y luego ya con los análisis y el TAC, tendrían un diagnóstico.
Al día siguiente me hacían el TAC con contraste. Esta prueba consiste en un TAC normal, pero con un contraste que hace que se pueda ver el volumen y la pinta de lo que tengas, grasa, liquido, tumores, etc… Dicho contraste se consigue a base de beber 1.5 litros de un líquido preparado que te dan, que sabe a Espidifen, cuánto más bebas mejor. Ojo que no te avisan y en cuestión de una hora a partir del primer sorbito habrá lo que yo llamo «fiesta loca en el baño», es decir un constante ir y venir del retrete. Cuando pasa un tiempo prudencial te llevan frente al TAC y te inyectan otra cosa, que no tengo ni idea de lo que era, solo sé que me pensaba que me estaba haciendo pipi encima, y que tuve una sensación de quemazón muy incómoda.