Mi hematólogo siempre me dice que el impacto de enterarte de que tienes cáncer y todo lo que hay que pasar para superarlo es similar a cuando tienes un accidente grave… En parte tiene razón, ya que ni el cáncer ni los accidentes se eligen, pasas horas preguntando por qué en cualquiera de las dos situaciones, y si el accidente es jodido la recuperación es muy dura, y se necesita mucha fuerza y vitalidad para luchar, en un caso contra un bicho asqueroso, en el otro contra una pierna que no tienes o un cráneo roto en mil pedazos.
Nunca supe quién era María Villota hasta que la vi aparecer en la tele con un parche en el ojo, dando conferencias y lecciones de vida que solo una persona que ha pasado por lo que ella pasó puede dar. Me dio una pena terrible cuando me enteré de su muerte, es inevitable empatizar con ella, al fin de al cabo las dos hemos estado luchando por la vida, me sabe tan mal pensar que alguien lucha con uñas y dientes por la vida y al final muere, sobretodo personas de mi edad, o más jóvenes. Es una verdadera pena que las personas tengan que morir jóvenes.
He reflexionado mucho sobre ella, su accidente, su lucha, y su conclusión final, su libro. Aún no lo he leído, pero lo haré. Su libro «La vida es un regalo». Y es que amigos, tanto ella como yo hemos tenido la suerte de poder luchar por la vida y darnos cuenta de que realmente la vida es un puto regalo, y de que hay que disfrutar de todos cada uno de los momentos que te brinda. No me cansaré de decir que a mi el cáncer me ha cambiado la manera de vivir, los valores, las prioridades, a ella también le pasó todo esto. Pasar por algo así te cambia, pero te cambia a mejor, te eriza la piel en cada momento bonito que experimentes, hace que te des cuenta de lo imbécil que has sido en mil momentos que has «sufrido» por completas chorradas que ahora las pienso y digo menuda gilipollas estaba hecha. A ella también le pasó. Hace que te vuelvas una persona mejor, una persona más madura, hace que tengas mucho más claro lo que quieres para ti, para tu vida, hace que las simplicidades de la vida se conviertan en grandezas, en gotitas de felicidad.
Está claro que ella ha tenido un final muy precipitado, pero estoy segura de que el año y medio que la vida le concedió fue el mejor de su vida, y también estoy completamente segura de que tuvo un final muy digno, como el que yo quiero tener, y esté donde esté estará contenta porque ha podido dejar su legado y su lección de vida, su libro. Yo no soy famosa, ni deportista de élite, ni nada de eso , y probablemente no tenga la oportunidad de escribir un libro, pero este blog es mi legado y mi pequeña lección de vida.
Qué os parece?